16/4/10

ILUSION

El cuento que les presento a continuación y quien tenga la fortuna o padecimiento de leerlo, se dará cuenta que el Amor es solo una Ilusión. ¿O no?

ILUSION

La encontré danzando en medio de sombras, personas vanas e ilusorias, marionetas de la función, y ella allí, tan real y más magnifica. Un metro sesenta de estatura, ciento cincuenta besos de extensión, partiendo desde sus frágiles pies, volando por el oasis de su cuerpo, maniobrado por los accidentes de su figura y perdiéndome en la infinidad de sus labios, un poco antes de morir en su mirada. La música de fondo, ella rompiendo la quietud y yo parado allí, absorto, no era posible, tanta belleza solo es aceptable en la magia y el cielo, pensé; pero mis ojos y mi alma le veían, sí, es verdad, debo decir que la amaban.

Tomo el ultimo asiento, no me gusta pasar entre la gente. Ella sigue allí, tan vivas y tan real. Toma la copa y la eleva con la firme pretensión de ser un faro a mi perdida ilusión, así que sin libertad me acercó a su luz, me mira, sus ojos se encuentran con lo poco que queda de mi; oh Dios, muero y revivo mil veces, mi sangre hierve, el corazón explota, la respiración escasea, no es suficiente estar vivo para aguantar tanto. Pero ella no parece percatarse de la situación, su mirada se pierde en el viento y sigue bailando al ritmo de una música que ya no escucho, todos mis sentidos son ahora de ella, me abandonan, no soy yo, soy aquel que perdido en la ambrosia de Marcela ya no es mortal. Marcela, ese fue el nombre que mi amigo dijo: se llama Marcela. Mar, eso es precisamente lo que puede expresar su soplo, la inmensidad, el principio de la vida, el misterio y mi final. Cela, cela, cela, Mar – cela… no es posible dejar de pronunciar su nombre, la lengua queda pegada al paladar y yo solo puedo pensar que si ella es la razón de mi existencia, bien valió la pena dejar de ser uno más.

Las personas pasan a mi lado, no son nada para mí, se acomodan como pueden y miran sin mirar. Yo trato de acercarme a ella, de escuchar su voz, de sentir su aliento y de quemarme de una vez por todas en el fuego que arde ya en mi interior. Uno de los fantasmas que rondan el lugar me pide bailar, accedo casi sin darme cuenta y logro por un momento rozar mi cuerpo con el de ella. Debo parar, tomar aliento, este relato me está costando la vida y la tranquilidad. Reúnan a todos los ángeles y que sean poetas de la corte celestial, si tal cosa existe, pues me es imposible contar con palabras lo que pude sentir. Su calidez se integró en mi cuerpo a tanta felicidad que me fue imposible darme paz, era fuego, era mucho más, era sol, era viento, era, era ella, sí, era ella, no hay metáfora, no hay símil en este mundo que le pueda igualar, que se le pueda acercar, habría que inventarse un universo perfecto, una Belleza más allá de la misma belleza, una realidad que se escapa por si misma de la razón, de la comprensión, de mi. Era ella, era yo, era el amor.

El timbre suena y algunas personas se bajan, no se adonde van, no me importa. Por fin se ha sentado, su cuerpo es perfecto, una blusa negra le cubre maliciosamente, un pantalón ajustado y unas sandalias, tal vez blanca es la ropa interior que no puedo ver, y ha de ser así, porque no es posible imaginarla distinta. Su piel es canela, su piel… pido un tiempo, denme un segundo, siento lágrimas en mi corazón, oh su piel. Suave y tersa, primavera y fragancia de mil rosas, pequeños poros abiertos destilando feromonas de seducción, limpia y agraciada, apetitosa y sabrosa. Ella, ella me ha mirado, una leve mueca me ha permitido, su labio se ha levantado hacia la derecha, haciendo que su ojo se entrecierre. Picara, coqueta, dulce invitación al pecado y mi alma se alegra, se engalana; abran paso al hombre feliz, al rey del mundo, despejen y admiren la felicidad.
Salud, un trago por ella, brindemos por el amor, bienvenida la embriagues, bienvenidos todos a la fantasía.

Un niño se ha sentado a mi lado, mira a su mamá y llora, pero nada me aleja. Me acercó a ella, me siento a su lado, Hola, cómo estás, ¿Cansada?... silencio, hay silencio, a mi alrededor hay algarabía, júbilo, todos toman y bailan, se engañan y se regalan, pero yo no escucho nada, espero, macabro tiempo, maldito contador de desgracias, adelanta tu tortura. Estás bien, pregunto nuevamente, y la misma mueca, la misma niña mala, que con ojos inocentes me invita a ser perverso y robarle un poco, solo un poco de sí para ser totalmente lo que ahora quiero ser. Bailamos, quieres bailar, ruego, clamo, pido salvación, pido un poco antes de llegar a la guillotina, acaso no merece un condenado un último deseo, no me niegues, no me digas que no. Ella no se mueve, tan solo me mira con desprecio y con una expresión demoníaca me dice que no. He muerto amigos míos, caigo en el infierno, estoy condenado, he amado y he perdido, todos perdemos, todos estamos condenados, todos somos la cena de lucifer, y él goza de nuestra estupidez.

Una joven mujer sube, me mira y se sonríe, yo no creo ya en eso. Me alejo de ella, un vació me obliga a buscar el baño, llegó y como todos alguna vez lloró, sin freno y sin compasión, soy infeliz, soy al fin y al cabo lo mismo que he sido, el mar se ha hecho oscuro, turbulento y sádico, me golpea entre sus olas y la sal arde en las heridas de mi boca, se mezclan con la sangre y así llegan sin permiso a mi corazón triste y agobiado. Ya de nada sirve tratar de salvarse, es inútil combatir contra la corriente, es mejor dejarse llevar y esperar, esperar, esperar la muerte que sin duda es ahora un alivio. No se cuanto tiempo he estado allí, a quien espero no ha llegado, ella también se burla de mi, poca cosa para su mano y su herramienta, la hoz sigue quieta y dentro de su traje negro me mira a través de mis ojos, nublosa mirada ante un espejo anciano, noto, casi percibo mi reflejo y me doy a mi mismo piedad, quien más si no yo puede hacerlo. Golpean a la puerta, una voz de preocupación se cuela por las rendijas, musito una voz de calma, me miro nuevamente en el espejo que ahora se me antoja nuevo, reluciente y fugas. Limpio mi cara y me digo a mi mismo con decisión y fortaleza, basta, basta ya, no hay allá afuera, más que la realidad negra y amarga, tu labor, tu misión, la de todos los mortales, es esquivarla y abrazar el dulce engaño. Si, ella no es más que…No, me es imposible aceparlo, ella es…ella simplemente es, y no es para mi.

He cerrado mis ojos, así que no se que pasa, algo se escucha. Vuelvo armado de mis mejores razones, me engaño, es mejor así, y pensándolo bien, quien es ella sino una chiquilla alocada que no sabe que es la vida, una párvula en un mundo que le consume, una marioneta más, sí, eso es precisamente, a lo mejor cuando vea las cosas que me acompañan, mis números, mis logros y mis ganas de pagar, se entregue tan fácil como es, y yo bien pobre probar el plato compartido, el menú de muchos, sus sabores y sus olores que se exhiben en catálogo de terciopelo. La miro, he de decir que la ha mirado la razón, y ya no me párese tan… ya saben ustedes. Y renovado lanzo el anzuelo al mar… no, dejemos al mar así como está, digamos mejor al agua, turbia y oscura, pero al fin agua. Una sombra ha mordido el anzuelo, se sienta a mi lado y me conversa, me habla de sus aficiones, de su amor por la cocina, de la incomprensión de sus padres y la necesidad de ser lo que no quiere ser, yo trato de no dormirme, pongo la mascara de caballero y le digo que todo está bien. Bailamos, claro, me gusta bailar, me rió, me pregunta la razón, no le puedo decir que es ella, que me da riza, un chiste, un buen chiste. Pobre, hace un rato también se burlaban de mí, pero ella tiene una ventaja, no lo sabe. Te gusta la cocina, me gusta, te gusta cocinar, me gusta, te gusta el pato asado, me gusta, te gusta todo, me gusta. Se sienta toma un trago largo y su paso le quema la garganta. No quieres bailar más, te estas burlando, no. Es mejor dejarla, soltar el anzuelo y que vuelva a su vida. Un trago más, toma, un trago más, por el pato, por la cocina, por tu sueños, por, por lo que sea, bastó un poco y ya esta perdida en sus ilusiones, ya no le soy importante, nunca fue importante, solo es diversión, solo somos pretextos de diversión, nada más.

Ya se acerca el lugar en el que me tengo que bajar, como todos. Han pasado algunos minutos, ella, Marcela esta bailando con más hombres, su movimiento es sensual y desde acá, algo perturbador, así que alejo mi mirada a otro punto, mi amigo se acerca y me dice cuanto me quiere, se toma otro trago y queda dormido en mi hombro, con saña le acomodo y me libro de su pesadez. Me incomoda que las personas se sostengan en mi, se aprovechen de la libertad y crean que todo lo que hacen está bien. Yo soy igual. No quiero más de pantomimas y payasadas, será mejor irme y llegar a mi refugio, al lugar en que me espera la soledad. Me tomó el último sorbo de licor y entonces sucede, su mano se alarga y llega hasta mi mandíbula, su pulgar roza levemente mi labio inferior, levanta mi cara y me dice: Quieres bailar. Al diablo todo, al mismo hades las razones, solo bastó que se me acercara para que mi razonamiento se hiciera menos que basura, el corazón manda y ante él nada es posible, ni el dolor le hace detenerse, ni el absurdo es una razón, no existe causa suficiente para detener el fuego, y es que él, el corazón no entiende de tiempos y espacios, leyes o normas, de locura o cordura, el solo quiere vivir, aunque eso signifique una eternidad de martirio y dolor por un solo segundo de pasión. Me levante renovado, le mire con ternura y ella con dulzura, tomó mis manos y yo, yo amable lector no supe más de mi.

Me levantó y espero el momento para anunciar mi parada. La magia duró más o menos cinco minutos, pero como el tiempo es tramposo, lo que me sucedió fue más bien un segundo. Dejó que mis sentidos se complacieran, la olí como si se tratará de hierba fresca y naciera de allí el más rico néctar, cada molécula de olor viajo por mi cuerpo, mojó cada célula, cada átomo y modifico mi ADN, evolucione en una nueva especie capaz de amar a tanta divinidad. Sentí su cuerpo contra el mío apresuradamente y sentí que volaba entre nubes, mejor droga no puede haber, mejor viaje no puede existir, no necesité de alas, ella era en sí misma posibilidad y eternidad, rompió las leyes físicas y negó la gravedad, y fue allí donde puede compenetrarme con la inmensidad del universo. Se puso de espaldas y con la mano llevó mi rostro contra el suyo, me bañe con su sudor y gota a gota me hizo parte de su locura, y sin voluntad me deje trasportar en aquel sabor que aun se mantiene en mis labios, los que mordí con fuerza para que se mezclaran con mi sangre hirviente y le dieran un toque a mi corazón. Entregue mi alma una y otra vez, extendí mis brazos en el madero y deje que sin compasión clavara cada uno de los clavos en mis manos y pies, prohibiendo escapar, y al final de su acto, con su picardía de nínfula atravesara con sonrisa malévola el corazón; la carne se abrió y por medio de las costillas pasó la lanza, no espero, no se inquieto, sabía lo que hacía, y se regocijo cuando vio la sangre y el agua brotar. Oh, esta vez no se puede clamar al cielo el abandono, pues nunca estuvo, ella fue dios y ella misma me aniquilo. Te entregó mi espíritu, siempre fue tuyo.

Y ahora que ella no está, ahora que solo es ilusión y que me doy cuenta que nunca fue, hago la parada y el autobús se detiene, me bajó con nostalgia, la soledad lo hace después, Marcela nunca fue, Marcela nunca existió, solo fue uno más de mis sueños, puede ser que en alguna parte de esta fría ciudad exista un cuerpo de mujer que al escuchar el nombre de Marcela gire su mirada, se que es así por que la conocí en una noche de fiesta, la vi, bailó conmigo y nunca más la volverá a ver, se que no me recuerda y se que todo lo anterior es pura ilusión, juego armado con mis fantasías, mentira y engaño puro, en otras palabras, el amor.

FIN

Y ¿Por qué no?

Y ¿Por qué no? fue lo que pensé al decidir abrir este blog, que irá recogiendo escritos, opiniones y demás cosas que se me ocurran en el ir y venir de mi vida.

Esta nueva idea cultural, en la que se invita a hacer la vida pública, como si a muchos y a muchas les interesase lo que dices o lo que piensas, sin más interés que la satisfacción un tanto curiosa y morbosa de saber algo que no sabía, no me termina de convencer por completo, y aunque soy consciente de aquella utopía que llaman intimidad; sigo pensando que algo debe estar oculto a los ojos de los demás.

Así que este espacio virtual, estará dedicado para publicar algunos escritos, cuentos y ensayos, uno que otro comentario sobre uno que otro episodio de la vida y la historia, y si es que hay suerte, sembrar una semilla de inquietud para ver brotar una planta de discusión.